Durante la guerra Argentina no mira hacia adentro, sino que copia a
los Estados Unidos. En palabras de un gran modisto, “al no ser creadores, no se
pudo aprovechar a exportar moda argentina, y una gran oportunidad se perdió”.
Las mujeres llevaban grandes hombreras y se asemejaban a las
amazonas: vestidos cortos adornados con flores, moda austera, pero femenina. En
Argentina es dramática y teatral, y las mujeres pasan a ser chic: polleras
rectas, tableadas, bolsillos aplicados, sacos de corte sastre, sombreros
excéntricos; colores neutros, blusas de crepe de china, canutillos y azabache,
pantalones pinzados con bocamanga, anteojos oscuros, zapatos con plataforma. En
1947 con el New Look de Dior, los vestidos se vuelven más suntuosos: faldas
largas, enormes sombreros con plumas y telas muy ricas. Evita trajo a la
Argentina el New Look; no impuso un estilo, pero trajo una nueva moda.